lunes, 17 de septiembre de 2007

Alabemos la bondad del Señor



Bendeciré al Señor a todas horas; mis labios siempre lo alabarán.
Yo me siento orgulloso de mi Señor; ¡óiganlo y alégrense, hombres humildes!
Alabemos juntos y a una voz la grandeza del nombre del Señor.
Recurrí al Señor y él me contestó, y me libró de todos mis temores.
Los que miran al Señor quedan radiantes de alegría y jamás se verán defraudados.
Salmo 34:1-5