Dios de todo poder y misericordia, recordamos en tu presencia a los pobres y desamparados, a quienes nos es fácil olvidar: los indigentes y los que carecen de hogar, los ancianos y los enfermos, y los que no tienen quien cuide de ellos. Ayúdanos a sanar a los quebrantados de cuerpo o espíritu, y a convertir su tristeza en alegría. Concede esto, oh Padre, por amor a tu hijo, que por nosotros se hizo pobre, Jesucristo nuestro Señor. Amén